El último vuelo del Pájaro Travieso del escritor hondureño Jorge Luís Oviedo es quizás uno de mis cuentos favoritos, lo malo que para un observador de aves que se respete a si mismo pues puede ser aberrante el hecho de que se sacrificaron varias aves para hacerse un par de alas e imitar a ICARO en su vuelo, pero no es de literatura que quiero hablar, si no de otra pasión mía que intento practicar diariamente con sacrosanta devoción: El Birding o la observación de aves.
De niño siempre me gustaron los animales, Jacques Custeau en mi niñez era una suerte de héroe, solía salir corriendo de clases para ver sus documentales sobre la vida animal, pero como todo niño que se respete a si mismo era un soñador de primera y los dinosaurios y las estrellas eran en ese entonces también mi pasión, supe mas tarde que de una rama de ellos evolucionaría a partir del Archaeopteryx, en las aves modernas que todos conocemos, bien como tengo la tendencia de mezclar todo, basado en mi sentido pragmático de la vida, talvez se pregunte cual es la razón de la observación de aves con el cuento de Oviedo, simple, el argumento de la narración esta basada en el mítico ICARO, en ambas historias el común denominador es la fascinación desde la antigüedad que el hombre ha sentido por las aves, su deseo de volar y ser libre en el caso de Oviedo, Cesarín se marcha para no volver, dos hipótesis habrá, una que al igual que ICARO haya fallecido al intentar llegar al sol o murió en el intento o dos simplemente se marcho para no regresar jamás, a donde, sabrá Dios que hizo del pobre diablo, en ICARO no le fue también pereció en alguna región del Mediterráneo.
Si al igual que los antiguos griegos o el mi contemporáneo escritor, yo también siento fascinación por el mito de ICARO, yo también quisiera ser libre y poder volar, pero no se si me interese llegar al Sol, pero al menos gracias a la evolución podré enlazar mi pasión temprana por los dinosaurios y mi actual devoción por la observación de las aves, se talvez uno de estos días me haga mis alas y me marche a volar y contemplar un plan mas ambicioso que el ICARO, llegar hasta las estrellas mismas, porque contentarme con una Sol, si puedo poseer las estrellas. Pero hasta no llegar ese momento me dedicare a observar pacientemente a las aves, y creer por un instante que soy una ellas, quien sabe y quizás uno de estos día me encuentre con un A. luciae en algún rincón apartado de Cofradía.